Estos últimos años se habla mucho de la gran dimisión, ese proceso en el que como consecuencia de las condiciones de trabajo, muchos trabajadores han dejado sus puestos de trabajo con la idea de vivir mejor.

Este proceso se puede extrapolar a otros ámbitos, entre ellos los personales. Este proceso lo he hecho en los últimos meses para tener una vida más satisfactoria, eliminando o llevando a un plano muy postrero del cerebro.

El proceso lo inicié dejando en visto en WhatsApp. De ahí a no coger el teléfono a una persona cuyos actos me han generado una gran angustia día a día y que, a través de terceros, había intentado ponerse en contacto conmigo. A otras, en donde me han ayudado, ha sido ir postergando a dos personas que intentaban llevarme a un camino de no retorno. Con ellas, posiblemente, he tenido un síndrome de Estocolmo. En la actualidad estoy relajado. Con estas tres personas, que tenían relaciones he cerrado una etapa de mi vida profesional en donde las satisfacciones personales las he limitado a las pocas de mi equipo con las que sigo teniendo relación.

Una persona a la que le dirigí la tesis es el último caso de postergar en la medida en que no formaba parte mi mundo y que solo quería que se le contemplara.

La última es consecuencia de su transformación en una persona que para mí la hace irreconocible. Su evolución me ha resultado muy sorprendente por su rapidez y por haber caído en todo lo que criticaba y en transformarse en un clon de sus progenitores. Y encima va dando unos consejos de falta de compromiso en un mundo que requiere la implicación.

Hoy he limpiado el WhatsApp de chats de relaciones menores para acabar de hacer está dimisión.

Hay dos personas que están sometidas a examen ya que su comportamiento de los últimos meses ha dejado bastante que desear.

Sí, realmente debería haberlo antes. Las relaciones personales tienen que ser nutritivas para ser sanas. El temor y la desidia provocaron que no lo hiciera antes. Las razones son de cada uno y seguro que si lees esto tendrías motivos para hacer lo mismo.

El temor viene a la soledad ya que integrantes de este grupo formaba parte de las personas con las que más me he relacionado en los últimos tiempos.

Frente a ella, ahora quiero disfrutar de la solitud, como disfrute de la autorreflexión y la propia compañía.